Cuando el cuerpo y la mente piden calma
La ansiedad es una respuesta normal ante el estrés o situaciones percibidas como amenazantes. Desde la psicología clínica hablamos de trastorno de ansiedad cuando esta respuesta se vuelve excesiva, persistente y difícil de controlar, generando malestar y afectando la vida cotidiana (trabajo, estudios, relaciones).
Existen distintos tipos de trastornos de ansiedad (ansiedad generalizada, fobias, pánico, ansiedad social), pero todos comparten un núcleo de temor intenso y difícil de controlar.
Se manifiesta como preocupación constante, anticipación de peligros, síntomas físicos (taquicardia, tensión, insomnio) o conductas de evitación. Muchas personas la viven en silencio, creyendo que “es normal vivir así”, hasta que el malestar es demasiado grande. Buscar ayuda no significa debilidad, significa no normalizar el sufrimiento.
Cuándo puede ser útil acudir a terapia
Cuando los pensamientos de miedo o preocupación son constantes, difíciles de frenar y generan malestar.
Si la ansiedad persiste durante meses, incluso sin un motivo claro.
Cuando aparecen síntomas físicos frecuentes (palpitaciones, tensión, sudor, temblores, problemas de sueño).
Si evitas situaciones para no sentir ansiedad, limitando tu vida y reforzando el problema.
También es útil acudir cuando la ansiedad interfiere en la vida diaria (trabajo, relaciones, descanso, alimentación, concentración) o si los intentos por controlarla por tu cuenta no alcanzan.
Qué se trabaja en las sesiones
El tratamiento se centra en identificar cómo se manifiesta la ansiedad en tu caso específico (pensamientos, sensaciones físicas, conductas) y comprender qué la mantiene activa.
Regulación emocional
Incorporar estrategias para calmar la activación y manejar emociones intensas.
Gestión de preocupaciones
Reforzar habilidades para manejar pensamientos anticipatorios y ansiedad futura.
Modificación de pensamientos distorsionados
Identificar patrones de pensamiento poco realistas y aprender a transformarlos.
Recuperar actividades y espacios
Volver a retomar aquello que la ansiedad había limitado, con más seguridad y recursos.
El tratamiento es individualizado, con objetivos claros y seguimiento constante, para acompañarte en cada paso y recuperar el control sobre tu vida.
Un paso hacia la tranquilidad
Aunque la ansiedad puede parecer abrumadora, tiene tratamiento y muy buen pronóstico. Con acompañamiento profesional y trabajo terapéutico es posible recuperar el equilibrio, disminuir síntomas y reconectar con lo que valoras.
Pedir ayuda no es rendirse, es el primer paso hacia una vida más tranquila y libre. Estás haciendo algo por ti, y eso ya es un avance enorme.
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Escríbeme y te orientaré sobre el proceso y la mejor manera de comenzar.
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