Estrés

Cuando el ritmo supera tus recursos

El estrés es una respuesta normal ante demandas internas o externas, pero cuando se mantiene de forma prolongada o intensa, puede afectar tu bienestar físico, emocional y cognitivo.

Desde la psicología clínica hablamos de estrés desadaptativo cuando interfiere en el descanso, en las relaciones, en el rendimiento o en la vida diaria. No se trata de “aguantar”, sino de entender cómo nos afecta y qué herramientas necesitamos para recuperar el equilibrio.

Cuándo puede ser útil acudir a terapia

Cuando la presión diaria te desborda y sientes que no llegas a todo.

Si aparecen síntomas físicos como tensión muscular, fatiga, dolores de cabeza, dificultades para dormir o problemas digestivos.

Cuando estás más irritable, con cambios de humor o te cuesta disfrutar de lo cotidiano.

Si tu mente no desconecta, estás en alerta constante o con pensamientos repetitivos.

También es útil acudir cuando el estrés afecta al trabajo, relaciones o vida personal, o tras cambios o situaciones difíciles que superan tus recursos habituales.

Qué se trabaja en las sesiones

Las sesiones buscan comprender qué genera y mantiene el estrés y cómo se manifiesta en tu cuerpo, pensamiento y emociones.

1

Regulación y descarga

Incorporar técnicas como respiración, relajación muscular e higiene del sueño para disminuir la activación.

2

Límites y organización

Aprender a poner límites, organizar el tiempo y priorizar de forma más sana.

3

Creencias y patrones

Identificar creencias autoexigentes o patrones de pensamiento que incrementan la presión y modificarlos.

4

Recuperar bienestar

Recuperar actividades placenteras, descanso mental y autocuidado, retomando el control sobre tu energía y tiempo.

Cada proceso es personalizado, con objetivos claros y seguimiento constante para ayudarte a recuperar el equilibrio y bienestar.

Un paso hacia el equilibrio

¿Y si no me siento ‘lo bastante mal’ para pedir ayuda?”: A veces, esperamos a estar al límite para pedir ayuda. Sin embargo, también es útil acudir a terapia cuando simplemente sientes que tu bienestar no está siendo el de siempre, o cuando quieres prevenir que el malestar avance. La intervención temprana mejora los resultados y fortalece recursos personales para futuras situaciones estresantes.

Vivir con estrés crónico no es sostenible. Con apoyo psicológico, es posible detener ese ritmo que arrasa con todo, entender lo que te pasa y recuperar una forma de vivir más saludable.

Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino una decisión valiente: es reconocer que mereces estar mejor. La calma no se impone, se aprende. Y en ese camino, no tienes por qué estar solo/a.

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